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En una pequeña provincia colonial, con casas añejas del antaño, calles angostas y empedradas; justo al Poniente de la nada. En el cetro de la población en una casa pequeña muy descuidada. Allí vivía Carlos, un hombre joven, de clase media baja, introvertido. Denotaba su nariz afilada y su mirada penetrante, su tez Morena y cejas pobladas. Tenía las manos partidas por el aguarrás, él era de oficio Pintor, no muy reconocido por cierto. Él soñaba con realizar la máxima obra maestra del siglo y fuese reconocido en todo el mundo, pero era un pintor digamos… frustrado, porque vivía en otro mundo era de esas personas extrañas y excéntricas, toda la aldea lo calificaba de loco, distraído, ingenuo, pero a Carlos no le importaba, él siempre miraba el cielo para ver si podía hallar a una musa perdida entre las estrellas.
Un día, el joven salió de su casa con destino a la carpintería de la aldea, a recoger un bastidor que
había encargado al carpintero, en el transcurso del camino justo al doblar en una esquina, sin saberlo su vida iba a cambiar por completo.
Él sin querer observo ese hermoso rostro, era una chica citadina, tenía los mirada penetrante como si un millón de agujas te atravesaran, esos grandes ojos aceitunados dejaban atónitos cualquiera, tenía las cejas simétricas, una nariz coqueta y respingada, sus labios rojos y delgados incitaban al beso seductor, en su rostro una sonrisa angelical. Era pelirroja, su pelo dejaba mirar unos hermosos rizos. Llevaba un vestido largo sin mangas color arena que dejaba resaltar su tez blanca Brazos delgados, dedos largos cubiertos por unos guantes del mismo color que el vestido, en su cuello descubierto se dejaba ver un hermoso collar de pequeñas perlas.
Llevaba unas medias cortas que dejaban ver sus piernas largas, la cadera ancha, cintura menuda, en el Brazo izquierdo llevaba un pequeño bolso con las iniciales J.V. iba acompañada de una señora como de 40 años delgada estatura mediana, llevaba un peinado exuberante se veía refinada, con buenos modales en la mano derecha llevaba una sombrilla que le servia de apoyo.
En ese instante, él se queda paralizado por un momento, mientras ella, pasa justo al frente de Carlos. Ella solo dejo un peculiar aroma difícil de describir, era así como el aroma de los jazmines en flor. Este fue un momento mágico ella solo volteo por un instante y giró la cabeza al camino otra vez, a el muchacho se le grabó esa mirada y ese rostro tan cautivador, después de unos instantes recobró el sentido y siguió caminando.
Cuando llegó a la carpintería estaba su amigo Nicolás platicando con el carpintero,
Preguntó a Nicolás si sabía de alguna familia que se haya mudado a la aldea, él le respondió:
__Hoy se mudo una familia a dos cuadras de tu casa, __
le pregunto si tenían hijas, él le dijo que si. La familia de los Valladolid estaba conformada por Sr. Álvaro un reconocido profesor de ciencias de la Universidad Harvard E. U. A., su esposa Julieta también ella una profesora con muchos méritos por su dedicación.
La familia había tenido que venir a nuestra provincia porque ése había sido el sueño de la señora Valladolid ya que sus ancestros fueron inmigrantes Cubanos. Este matrimonio tenía dos hijas, la mayor de ellas era Laura que estudiaba medicina en la Universidad de Lowes Briston y la menor se llamaba Jane, Cuando escucho ese nombre un sentimiento extraño lo invadió lleno de felicidad e incertidumbre y exclamo:
_ ¡Qué nombre! ¡pero cuéntame más! _dijo intrigado.
En ese momento, Nicolás agregó que ella estaba apunto de terminar la preparatoria e iría a estudiar la universidad en la capital, una ciudad bastante lejana de aquella aldea. Cuando Carlos escuchó esas palabras se desilusionó mucho pero estaba dispuesto hacer todo lo posible para conocerla y conquistarla.
le agradeció a Nicolás por la información, recogió su bastidor y retornó a su hogar.
Una semana paso el joven se encontraba en su estudio, un cuarto con todo el piso pintado, dibujos rotos, libros regados por todas partes. Las paredes llenas de dibujos inconclusos, un techo de teja casi cayéndose, y un sin fin de tareas en el hogar por concluir, justo en el centro del estudio había un Caballete de cedro muy desgastado, al lado había un escritorio con montañas de libros y hojas de papel revolución, cerca de la puerta había un sillón con todas las fundas deshilachadas y todo ese cuarto estaba impregnado de un olor a linaza y a humedad.
Carlos estaba frente al caballete tratando de dibujar el rostro de Jane. En ese momento, tocaron la puerta y se dispuso a abrir cuando giró la puerta... ¡sorpresa!
Era Jane acompañada de su madre, la mamá de acudió a él para que le pintara dos oleos, un bodegón y un florero con alcatraces. Enseguida aceptó gustoso, entonces Jane le dio el dinero para comprar los materiales; Carlos tomó el dinero y por unos segundos sostuvo su mano, ella se sonrojó y él titubante lentamente la soltó, Julieta la mamá le dijo que le daba de plazo un mes para terminar el trabajo y se fueron, no sin antes advertirle al pintor que deseaban una obra excelente y exigieron seriedad y discreción.
En ese momento, él se dio cuenta que Julieta era de un carácter duro, cerró su puerta y se dispuso a iniciar aquel pedido con el bodegón.
Una semana había transcurrido y el bodegón estaba casi terminado ¡ha!, pero déjenme decir que este bodegón no era parecido a ninguno, este era exquisito con dos grandes copas de vidrio azul, unas cuantas uvas, una botella grande de vino y una gama de colores por la variedad de frutas. Cuando estuvo casi terminado se le acabaron los oleos, entonces tubo que ir a pedir más dinero para el material, pudo haberlo comprado con dinero propio pero era tanta la necesidad de ver nuevamente a Jane que no soportó un instante y corrió a buscarla. Cuando llegó a casa de los Valladolid tocó la puerta y salió Álvaro el padre de jane su padre era una persona alta, nariz afilada, ojos penetrantes, complexión muy delgada con una cicatriz en el cuello, en la mano derecha llevaba un bastón negro en el que recargaba su escuálida figura, en dedo meñique portaba un anillo con un gran rubí, tenia las uñas amarillas del dedo índice y medio por el cigarrillo, era un fumador compulsivo así lo hacía saber la nube de humo que cubría la antesala de aquel recibidor antiguo de aquella casona tétrica. Con voz grave y con un estilo muy ceremonial desde la penumbra de aquella sala, le dijo:

__Eres el pintor ¿verdad?
__Así es, __le contestó.
__Disculpe la molestia pero necesito mas dinero para los materiales, __.
__Pero pasa muchacho, __le dijo amablemente
Carlos entró y se dio cuento que tenían dos feroces perros al lado del portón en una jaula, tenían un jardín muy grande con mucho pasto y árboles,
Entraron a la casa, se sorprendió por que tenían una sala muy grande con sillones rellenos de pluma de ganso unos forros muy bonitos una mesa de centro grande de madera de cedro, dos grandes lámparas con pantallas de flores.
Justo enfrente estaba una gran chimenea y en la repisa de ésta había trofeos de Caza pieles y un gran rifle en una vitrina. Arriba de la vitrina había una foto familiar muy grande todo el piso estaba alfombrado.
Álvaro comentó:
__ ¿Te llamas Carlos verdad?
__ ¡Sí!, ¿Cómo lo sabe? __contestó.
__Mi esposa me lo dijo, __respondió aquel hombre.
Cuando se posaron frente a la mesa de centro, el joven se dic cuenta que Jane estaba sentada en un sillón leyendo un libro. Álvaro presento a su hija al pintor.
Carlos agregó:
__Ya nos conocíamos, Jane fue a mi casa con su esposa la semana pasada.
Álvaro se dispuso a ir por el dinero y le encargó a la chica que lo atendiera.
__Siéntate por favor __ dijo jane.
__ ¡Gracias! __dijo aquel enamorado.
se puso muy nervioso y empezó a temblar, no le salían las palabras, Jane habló todo el tiempo, aquel pintor sólo se dispuso a contestar concretamente las preguntas hasta la llegada de su padre. tomo el dinero y casi salió corriendo de la casa.
En el transcurso a su casa no podía explicarse ese comportamiento. llegó a su casa y se acordó que tenía que ir por los materiales; en ese mismo momento fue en busca de ellos.
Cuando regresó, se puso a pintar los últimos detalles del bodegón y se dispuso a retocar los alcatraces en un jarrón francés de Talavera, esos alcatraces casi parecían reales, el pintor se inspiro color de los ojos de Jane para pintar ese verde tan peculiar aquella tarde. No había probado bocado alguno aquél día, esa noche no durmió. a él sólo le interesaba que sus cuadros le quedaran perfectos. Pasaron dos días, estaba exhausto pero satisfecho con el bodegón y los alcatraces, cuando terminó decidió descansar, comió y durmió una larga siesta, en sus sueños aparecía la figura hermosa de Jane.
Pasó un día y no despertó hasta el siguiente día, cuando despertó, volvió a comer un poco y fue a entregar los cuadros a casa de los Valladolid, hizo la entrega y Jane se sorprendió con su trabajo sus padres quedaron satisfechos. La joven le dijo al artista si le podía enseñar a pintar, él dijo que sí muy entusiasmado.
Los padres de Jane estuvieron de acuerdo y decidieron que le pagarían por que fuera dos veces por semana a su casa a darle 4 horas de clase a Jane.
Carlos muy contento aceptó aquella petición tan tentadora y salió de aquella casa muy feliz.
Dos días pasaron, era el primer día de su clase con Jane, cogió su herramienta y se dispuso a ir a la casa de los Valladolid, cuando él llegó, Jane lo esperaba ansiosa en el estudio. él se dispuso a enseñarle un poco de dibujo pero seguía estando nervioso y sólo se dedicó a dar su clase, el maestro se portaba muy frió con la aprendiz no hacia ningún comentario, él se sentía impotente al no poder decir a Jane cuanto estaba enamorado de ella, que no dormía, ni comía por estar pensando en ella.
Y así pasado varias clases hasta que un día cuando el pintor llegó a su casa decidió escribirle una carta diciendo todo lo que sentía hacia ella.
Al otro día a mitad de la clase sacó aquella carta y se la entregó, jane se sorprendió mucho sin decir nada. Carlos dio una excusa y salió por un momento,
entonces Jane abrió la carta y la leyó en silencio, justo
cuando la terminó, él entro, se postro frente a ella y se miraron fijamente, entonces Jane dijo:
__porque nunca me dijiste nada.
__porque tenía mucho miedo a que me rechazaras.
__porque tardaste, no perdías nada.
__lo sé, pero la verdad es que tu no sabes de la emoción que siento, cuando estoy junto a ti.
__Creo que ahora es demasiado tarde. __Ella le respondió.
__ ¿Por qué?__le respondió.
__ Muy pronto me iré a estudiar muy lejos y no nos volveremos a ver.
__Pues no hay forma de que pueda olvidarte.
__ ¡Yo también siento algo por ti pero este amor llegó demasiado tarde, lo he decidido me iré!
__Tu te has adueñado ya mi vida yo no podría vivir sin ti. Eres el aire que respiro, Tiene que haber algo que pueda hacer, esto no puede terminar así, por favor dime que quieres que haga y lo haré, pero por favor, quédate.
__dijo Carlos casi llorando.
__Pues no hay nada que puedas hacer.
En ese momento el joven salió de su casa corriendo y en esos instantes sintió que la vida no valía la pena sin ella, pues aun ni siquiera la tenia y ya tenia miedo de perder su amor. Cuando llegó a su casa destruyó su retrato que estaba junto a su cama, no quiso nada que tuviera que ver con Jane. Así pasaron los días, el artista se sentía cada vez peor la vida no tenía sentido para él, pues ella era su inspiración su musa al día siguiente decidió ir a verla cuando llegó ya no había nadie, en la casa sola algunos muebles viejos, en ese momento él sentía un terror profundo porque jamás volvería a ver a su pretendida.
Salió de su casa corriendo y sé encontró a la que fuese su sirvienta y le preguntó cuando habían salido los Valladolid, la sirvienta respondió:
__Hace media hora, si corres quizás los puedas alcanzar en la estación de tren.
Carlos salió corriendo con destino a la estación, cuando llegó los Valladolid ya habían abordado el tren, el muchacho se acercó al tren sin lograr ver a Jane pero escucho una vos muy tenue giro la cabeza hacia la ventana y ahí estaba.
Jane grito el nombre del descorazonado golpeando la ventana, el tren inició su marcha y empezó a dejar aquella vieja estación, el pintor comenzó a correr tras ella, Jane abrió la ventana y dijo:
__Te amo...te amo Carlos... nunca te olvidaré eres el dueño de mi corazón...
Entonces Jane arrojó un papel por la ventana, Carlos se acercó, tragó saliva y se agachó a recogerlo, lo desenrolló y en esta nota decía:

“Té Amo Carlos siempre te ame desde el primer día que te vi pasar por la calle en ese momento sentí algo dentro de mi un amor profundo eres una persona muy buna me enamore de tus sentimientos de tu perspectiva de la vida de todo, de ti”

Calle Franklin #236 Alta vista


Cundo había terminado de leer la nota el tren apenas se distinguía en el horizonte.
Entristecido apresuró el paso rumbo a su hogar, decidido a ir en busca de Jane ya que era su gran amor, estaba conforme pues sabía que también Jane lo amaba tanto como él.

Texto agregado el 24-11-2004, y leído por 249 visitantes. (0 votos)


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