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En la pequeña ciudad de Rigotur, al suroeste de los Alpes Suizos vivía alrededor del año 1949 el señor Roantadoan Vitofadelgar con su esposa y sus tres hijos; la casa de está humilde familia servía de depósito de alimentos de esa población y recibían de cada una de las tiendas una comisión, que les servía para cubrir sus necesidades y, a veces cuando la temporada de visitantes era alta, hasta para darse algunos lujos.
El señor Vitofadelgar no era nada preventivo en cuestión de economía y todo el dinero que recibía extra lo gastaba en materiales y herramientas para construir inventos que solo él utilizaba, que pocas veces resultaban satisfactorios. Su esposa peleaba con él, le decía que aquello no lo llevaría a ninguna parte y él con toda la paciencia, que debe tener un inventor, la escuchaba en silencio hasta que su concentración lo hacia evadir los sonidos emitidos por la voz y terminaba por reanudar lo que estaba haciendo en paz, aunque a él no le gustaba aquella actitud en el fondo sabía que algo de razón había en aquellas palabras de enfado y molestia; pero lo llevaba en la sangre y era imposible que no se levantase todas las mañanas con un proyecto en la cabeza y se acostase sin haberlo comenzado a armar. Así tenía un cuarto lleno de piezas y máquinas las cuales algún día uniría para formar una gran máquina.
La población fue decayendo y la reservas de alimentos no eran las mismas, a la ciudad dejaron de asistir la misma cantidad de visitantes, las cosas se estaban complicando para la familia, tuvieron que comenzar a salir a trabajar todos (la señora y sus tres hijos) para lograr sostenerse.
El señor Roantadoan estaba preocupado, dentro sí, solo pensaba en un gran invento que lo ayudase a salir de las fronteras de la ciudad para conseguir todo el dinero necesario para que su familia no se viese obligada a trabajar y todo volviese a ser como antes; pero el frío de los vientos fuertes de esa zona rodeada de hielo se lo impedía, y por muchos aparatos y máquinas que lograse terminar era casi imposible salir a buscarle compradores. Un día en medio del caos que se le avecinaba comenzó a formar una gran máquina juntando todos los mecanismos que tenía en su taller para formar una especie de transporte que lo llevase a otros lugares lejos de Rigotur y lograr un poco de paz y tranquilidad.
Para lograr tal medio de transporte debía unir en un solo mecanismo algo que lograra cortar el hielo del camino y al mismo tiempo rodase sobre el agua, luego una especie de aspa que con la fuerza del viento y del vapor del hielo impulsase toda el conglomerado de piezas; aparte un volante o manilla que le dejase controlar la dirección del movimiento y por último una base que le sirviera para montar todas las piezas y que todo quedase ensamblado, de tal manera que tan solo al echarle andar se lograran recorrer varios metros de velocidad.
Roantadoan paso en éste proyecto alrededor de seis meses hasta que logro su cometido, la actitud de la señora Vitofadelgar había cambiado y también estaba resignada a confiar en su esposo; por lo tanto, cuando llegase el día ella estaría frente a la puerta de la casa rogando que todo le resultara y volviese con buenas nuevas. A la máquina la llamaron Clokmitisiwo porque el ruido que emitía solo de esa forma podía expresarse.
El gran día llegó y El gran inventor Roantadoan Vitofadelgar salió rumbo a las afueras de la ciudad dejando en casa a su esposa y sus tres hijos con pocas provisiones, y todas las esperanzas como alimento y sustento.
Nos quedamos esperando durante diez días y diez noches; y sí llegó, pero no era mi esposo, era una comisión de salvamento para sacarnos de la casa y llevarnos a otro lugar, pues la ciudad estaba a punto de ser sepultada por una avalancha de nieve y con pocas probabilidades de quedar en pie.
Cuento esta historia porque pude rescatar muchas de las cosa que mi esposo inventó y porque nunca dejé de pensar en él ni en su sueños y ahora mi hijo mayor estudia heurística en la mejor universidad Suiza y lo que si su padre no pudo nuestro hijo lo logrará algún día por él, en memoria de Roantadoan Vitofadelgar. En cualquier lugar donde se encuentre.

Texto agregado el 18-01-2005, y leído por 83 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-12-2010 koincido kon el kalvin. bien hecho. Ruller
19-01-2005 ah! lo olvidaba, Bienvenida, un beso ;-) el_kalvin
19-01-2005 Megustó la narración, aunque los nombres me parecieron enrredados. Bueno es mu humilde comentario. el_kalvin
 
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