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Era un día de invierno, donde bajaban desde las alturas las aguas heladas, por encima se veía un sol espléndido que con sus rayos dorados iluminaba mi pequeño arroyo, a diferencia de la época estival donde se convertía abruptamente en un río torrentoso.
En esta época los alimentos eran muy escasos, con mucha suerte, podría hacerme un festín, comiendo una suculenta y gigantesca langosta verde de grandes patas, que se posaba desprevenida sobre alguna planta a orillas del cauce, pero eso era un premio adicional a la monótona dieta de algas, pequeños insectos o restos de comida que corrían río abajo con la corriente, yo estaba pendiente de cualquier cosa que se moviera.
Mis mayores siempre me recomendaron, que no coma cualquier cosa, que tenga cuidado, que esté alerta, más ahora con tan poco caudal, y en las cristalinas y mansas aguas, que no me detenga ni un segundo, por que allá arriba había varios enemigos que estaban siempre al asecho. Uno de ellos, de estilizado cuerpo negro con enormes alas, un largo y delgado cuello que terminaba en un gran pico, y unos ojos que siempre estaban observándonos desde alguna roca, listo para zambullirse y tratar de alcanzarnos para comernos, pero... por suerte soy muy rápido, y pensar que aquí en mi mundo líquido, vivo tan tranquilo siendo el amo de este serpenteante arroyito de montaña, lleno de rápidos pequeños y cascadas.
¡Pero hay un peligro mucho mayor todavía allá arriba!... me decían nuevamente, ellos tenían una gran sabiduría en estas cosas, inclusive uno de ellos me contó su amarga experiencia. Manifestó que una vez vio algo que le llamo mucho la atención en el agua, tenía vívidos colores rojos, azules, amarillos, verdes en fin un arco iris bellísimo, que producía haces de luz en forma de destellos muy brillantes, parecía danzando graciosas piruetas, se movía río arriba navegando como un submarino.
Tentado, más su voracidad y curiosidad eran tan grande, que directamente fue hacia ese sublime objeto y de un solo bocado se lo trago. ¡Hay!... gritó. Jamás se le ocurrió pensar, que tendría escondido alguna otra cosa para convertirse en una trampa mortal, de la cual era muy difícil escapar, pero allí mismo, liberó una tenaz lucha contra lo desconocido...¿Qué era lo que le producía ese desgarrante dolor en sus entrañas y que lo arrastraba y no le permitía escapar? En su desesperación, primero vio una extraña sombra, luego una gigantesca figura erguida allá arriba, con un largo y delgado palo que movía frenéticamente. Descubrió que cuanto más resistencia oponía, más se doblaba ese palo; ahí comprendió que su única salvación de ese salvajismo era haciendo un gran esfuerzo y aletear con movimientos muy bruscos, que dado a su tamaño y fuerza lo pudo hacer; sorpresivamente se sintió liberado de ese arrastre y pegó un brinco hacia atrás, un poco por la reacción y otro tanto por el pánico que lo dominaba, recorrió mucho cauce hasta que al fin exhausto y todavía temblando se detuvo al amparo de una caverna oscura, entre las rocas que solo el conocía...Pero el dolor persistía y sentía que tenía algo extraño en su cuerpo, que por más que quisiera no pudo deshacerse de él, con el tiempo se hizo carne y logró acostumbrarse a ello y sobrevivir para contarlo...Me agarró escalofríos ¡Qué barbaridad, pensé! ¿Cómo puede ser que alguien quiera hacernos esto? después de todo, al biguá lo entiendo, porque únicamente cuando tiene hambre se zambulle para comernos y el día que a mi me toque, será mi destino por ley divina, pero, eso de que una sombra que a veces no podemos ver ¿nos quiera atrapar simplemente por diversión? y luego en el mejor de los casos, arrojarnos nuevamente al agua habiendo sufrido casi la explosión de nuestras branquias, por la falta del vital líquido que nos cobija y nos da vida, escuchar sus risotadas de orgullo simplemente porque... ¿logró atraparnos? ¡Dios mío! ¿qué mundo es el que está encima nuestro?
Reflexioné un largo rato y llegué a la conclusión... ya que no se puede cambiar la mente de esas gigantescas figuras, se evitarían muchas de sus injusticias...solo viendo a tiempo sus sombras.
N. D. J.

Texto agregado el 19-01-2005, y leído por 110 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
19-01-2005 Nico, te felicito nuevamente, muy lindo relato. Magda gmmagdalena
 
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