-¿Flaco, vos estás bautizado? -Ante el asombro del interrogado, agregó: Estaba pensando en la iglesia que se opone al uso de profilácticos. ¿Te enteraste, no?
-Te iba a preguntar a vos qué pensás que siempre los defendés...

Con Bruno era más cuidadoso, nunca se sabía cómo reaccionaría ni en que estaba pensando.

–¿Sos católico Bruno? -Sí, como todo el mundo.
-¿Escuchaste que en España la iglesia dijo y se contradijo con respecto al uso del preservativo?
-Sí, después lo hablamos en la mesa, ahora tengo mucho laburo.

Misión cumplida. Se olvidó del tema, había conseguido su objetivo. Juan era conservador, racional y se encargaba de proponer el tema de la semana. Por ser quien tenía más posibilidades de caminar en la oficina, iba socavando la mente de sus compañeros con alguna noticia reiterativa de la televisión, funcionando como disparador. En cambio Mariano lo discutía todo, rebelde y vehemente en sus opiniones, pero de cabeza abierta para aceptar conceptos nuevos. Bruno los observaba a ambos, aunque algunas veces agregaba algún bocadillo, sintéticamente, pero sin llegar al pragmatismo. Su aporte era poder llegar a conclusiones, las que carecían de la pretensión de explicarlo todo, aunque funcionaban como broches, como dándoles tiempo a sus amigos a respirar.
Se reunían todos los viernes después del trabajo. Era uno de los poquitos gustos que se podían dar. Rondas de cerveza, alguna picada y a cambiar el mundo. Después pagaban todo a la romana. Estaban en la misma mesa de todas las semanas. El bar era común y corriente, sillas thonet y mesas redondas. Algunos espejos y publicidades dispersos en las paredes de un gastado salpicré de uno de esos colores que no te enloquecen pero no te molesta volver a mirarlo al otro día. La barra a un costado, el escenario de frente y los baños al fondo como siempre.
Juan no había llegado aun. Casi en silencio, sus compañeros lo esperaban para pedir algo de comer, pero con la primer cerveza abierta. Hacían comentarios acerca de lo fría que estaba la cerveza y del calor que venía haciendo durante toda la semana. En ese momento llegó Juan. Los saludó metódicamente...
–El jefe me hizo quedar un rato a terminar algo, dijo a manera de disculpas.
–Es que boludeas mucho en horario de trabajo -replicó Mariano, quien como si tuviera algo que ver, sin pausa alguna, empezó a quejarse de los cambios de climas constantes- Así es como nos resfriamos todo el tiempo, la oficina es una heladera y la calle un infierno. Menos mal que aquí se puede estar, es una especie de purgatorio...
–Me la dejaste picando, flaco... ¿Son católicos, no?
–Ya te dije que sí, por tradición, estoy bautizado porque era demasiado chico para elegir, pero la verdad es que los curas me tienen repodridos con boludeces.
-Perdón, ¿me perdí de algo? preguntó Mariano, irónicamente.
-Es que ya le había preguntado a Bruno hoy a la mañana. ¿Vos que opinás?
-Mirá, con Dios y con los curas tengo el mismo trato.
-¿Qué trato? -preguntó Bruno.
-Que hagan sus negocios, pero a mí que no me jodan.
-Dios no hace negocios... -respondió de inmediato Juan algo ofuscado.
-¡Bien dicho! Dios no...
-¿Qué negocios hace la iglesia?
-¿Me estás jodiendo? La iglesia en sí es un gran negocio. El más organizado y poderoso del mundo. -¿A qué te referís?
-No te voy a decir lo que todos dicen, vender el oro del Vaticano, etc... Voy a ser más puntual. La educación, por ejemplo.
-¿Qué tiene de mala la educación que brinda la iglesia en los colegios? Mis hijos van a un colegio salesiano y están muy bien.
-Probablemente sea así. Yo me refiero al curro que hacen con la educación. ¿Vos pagás para que le enseñen a tus hijos?
-Pretendés que sea gratis, no dejan de ser colegios privados.
-Ese es el punto. ¿Cómo explicás que siendo colegios privados, es decir, empresas, reciban el porcentaje más alto del presupuesto del Estado destinado a la educación. Los curas son empleados estatales y a la vez te cobran para enseñarle a tus hijos. Negocio redondo, cobran subsidios del Estado y cuota de feligreses.
-Mi viejo era peronista de los de antes, y siempre decía que por esta razón lo derrocaron a Perón. Cuando quiso retirarles la guita que se les destinaba. -comentó Bruno.
-Es la misma razón por la que Alfonsín tuvo que irse, sólo que en este caso fueron más sofisticados.
-Bueno, pero en época de Menem se reformó la Constitución y ahora no hace falta ser católico para ser presidente, dijo Juan queriendo consolidar.
-Eso era pura formalidad, cualquiera decía ser católico y asumía la presidencia, mientras no se metan con esta guita que te digo. Yo estoy pensando en formar una religión así dejo de trabajar, ja! Pero sería una religión mucho más divertida y menos arcaica.
-Bueno, flaco, tampoco es cuestión de ofender. Yo soy católico y bastante practicante.
-¿Cómo es bastante practicante? Es como si me dijeras que sos medio puto. Sos o no sos...
-Quiero decir que aunque no soy un católico ejemplar, siempre que puedo me hago una escapada a la misa del domingo.
-Yo prefiero desayunar con mi novia y leer el diario en la cama. (Bruno socarronamente)
-Yo nunca me despierto un domingo antes de las dos de la tarde, es el único día que puedo dormir.
-¿Porqué decis que es arcaica?
-Ya vimos aquí en Argentina como boicotearon la muestra de León Ferrari...
-Había imágenes que ofendían la fé.
-¿Vos fuiste a la muestra, Juan? -preguntó Bruno-
-¡Claro que no!
-Ahí tenés. No viste un puto cuadro pero ofendía tu fe. ¿Cómo podés saberlo? Porque alguien dijo que era así... Juan, no te sientas mal con la curia, sos un católico ejemplar, los obispos piensan por vos.
-¿Vos fuiste, Mariano? -repreguntó Bruno.
-No.
-Sos otro pelotudo que habla de lo que no vio.
-No seas boludo, Juan. A mí no me interesa la pintura, pero respeto el derecho de Ferrari a pintar y exponer lo que quiera. Parece que la muestra ofendía la fe, pero los pendejos revolviendo bolsas de basura en plena Recoleta no los ofende. Por supuesto, la gran cuestión del siglo no es el hambre ni la guerra, sino el usar o no forros... Dejame de joder. Estamos en el 2005 y ellos aun están discutiendo si usar forro está bien o mal.
-Se llenaron la boca diciendo que era un método hiper seguro, parece que no lo es. (Respondió triunfante)
-Una mina escribió que tiene un 80% a 90% de efectividad y se agarraron de esa premisa para argumentar. ¿Desde cuando se llevan por las investigaciones científicas? Pobre Galileo...
-Ese es sólo uno de los argumentos. Ocurre que la mayor oposición surgía del supuesto 99% de seguridad que otorgaba el profiláctico. Ahora parece que no es tan seguro como decían.
-Claro, oportunamente la iglesia se tomó del porcentaje menor, omitiendo que estos números se deben a la falta de conocimiento, porque si los jóvenes supieran utilizar el forro correctamente se alcanzarían los porcentajes publicados en otras encuestas. La investigación apuntaba a la falta de educación sexual en la juventud, pero los pollerudos estos, como siempre, salieron a la palestra parcializando la información. No dieron a conocer el informe de la ONU que dice que cada 14 segundos se infecta un joven de HIV, esa parte de las estadísticas no les importa un carajo.
-Claro que importa, sólo que hay otros métodos...
-El método que se le ocurre a la iglesia es la abstinencia. Claro, para ellos el sexo es cuestión de procreación, ni hablar de placer. Por supuesto que esto es para el pueblo, no para ellos mismos, que no precisan forros porque lo suyo es la pedofilia...

El silencio ganó la mesa. Mariano esperaba respuesta. Juan no se animó, sentía vergüenza ajena. Bruno aprovechó la tregua y pidió otra cerveza.
Con un típico comentario suyo para calmar las aguas, dijo: -El forro lo inventó un inglés llamado Comdom...
Juan tomó aire y agregó: -Es todo lo que se sabe al respecto, incluso que los fabricaba con tripas de cordero en el siglo XVII. También se cree que proviene de la ciudad francesa de Condom...
Mariano atacó de nuevo: -Es todo lo que sabés al respecto, mejor dicho. Aunque yo creo que su nombre se debe al término, que seguramente conocés, “cum dominae”, las primeras imágenes de un tipo usando un profiláctico están dibujadas en una cueva de Francia que tiene más de doce mil años. Es decir, los forros son anteriores a la iglesia.
-Hay muchas cosas anteriores a la iglesia. Eso no las convierte en buenas o malas...
-Eso es lo que me hincha las pelotas de los religiosos. Todo es bueno o malo, blanco o negro. No pueden ver más allá.
-¿Alguno de los dos me va a decir que significa “cum dominae”? -preguntó Bruno.
-Con Dios.

-¿Qué pido para comer? ¿Lo de siempre?
-Sí, picada para tres... asintió Juan.
-Aprovecho y voy al baño, no se maten en mi ausencia.