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Era una mañana normal, bueno todo parecía normal en mi pequeño aposento, el sonido del tic tac, el rayo de luz en la ventana, el sonido de la ducha, mi esposa en la cocina, mi hijo sonriendo, y yo allí, despertando de aquel sueño profundo en que me encontraba, y hasta hay todo era normal.... hasta que paso, sentí que mi cama se hundía, que mi techo se hacia mas grande, ¿ que pasa ? me pregunte, entonces me di cuenta que estaba volando, atravesé el techo de mi cuarto, el apartamento de mis vecinos y seguí elevándome hasta llegar al cielo y allí pare enfrente de una puerta, una puerta grande en madera que al sentir mi presencia se abrió y de el interior salió un señor anciano con barba y pelo blanco, eso si aunque nunca lo había visto se me hizo muy familiar ( claro no piensen que era papa noel), bueno, este señor me pregunto mi nombre y empezó a mirar como un tipo de listado, en el cual nunca me encontró, este señor me dijo que mientras verificaba algunas cosas podía pasar y dar una vuelta por aquel lugar, y así lo hice y vaya lugar no se lo imaginan era el mas hermoso que haya visto, pero al mismo tiempo a pesar de que todos se veían contentos yo no me sentía del todo a gusto, era como si no perteneciera a ese lugar, de repente de un rincón de aquel lugar vi salir un anciano y que sorpresa me lleve pues era mi abuelo, aquel abuelo que había muerto unos años atrás y en ese momento pense, " si lo estoy viendo es por que yo estoy muerto ", empece a sentirme débil, a flaquear, a ponerme pálido, sentí que me caía, pero mi abuelo me ayudo, me dio un beso en la frente y me abrazo, en ese momento una lagrima se escurrió por mi mejilla al igual que de los ojos de mi abuelo; luego de un minuto el me pregunto, " hijo, que haces acá, no te esperamos tan pronto por aquí ", entonces yo le pregunte " me esperan, quienes me esperan ", y hay fue cuando empece a ver como salían a saludarme todas las personas que habían pasado por mi vida y que en algún momento formaron parte de mi historia, de mi vida, pero que como mi abuelo ya habían terminado el ciclo destinado para cada uno, todos me abrazaban, me saludaban, me besaban, y empece a sentirme bien, me empece a sentir a gusto en aquel lugar, pues empezamos a recordar las cosas vividas, los momentos compartidos, y todo estaba saliendo bien, pero de repente apareció el anciano de barba blanca el cual me dijo, " me lo suponía, tu no debes estar aun aquí, esto es una equivocación o quizás sea una advertencia " , entonces en ese momento todos empezaron a despedirse de mi, y por ultimo mi abuelo el cual como al comienzo me dio un beso en la frente y me abrazo y luego me miro a los ojos y me dijo, " hijo mío, aprovecha esta oportunidad por que a pesar de que esta es la vida que uno siempre sueña, aun tienes cosas por vivir y hay quienes viven por ti allá abajo, así es que ve y lucha y no te dejes vencer por los tropiezos que encuentras en tu camino, y recuerda que siempre tendrás a las personas que te quisieron esperándote aquí, y cuando vuelvas vas a encontrar a unos cuantos mas de los que hoy pudiste volver.... " , hay en ese momento empece a ver el cielo mas pequeño, atravesé el apartamento de mis vecinos, el techo de mi cuarto, caí cerca de mi cama y deje de volar, fue hay cuando por primera vez me vi a mi mismo, allí estaba yo encerrado en un sueño profundo, un sueño que era muy parecido a la muerte, estaba en shock, un shock producido por los problemas que tenia en esos momentos, mi esposa lloraba, mi hijo igual, y fue cuando comprendí que debido a las preocupaciones, a los problemas, a la desesperación, yo estaba muriendo y recordé lo que mi abuelo me dijo, y me decidí, por primera vez en mi vida, me decidí, a luchar por lo que yo no considere nunca como prioridad antes que a mi mismo, por los demás, pues los demás son aquellas personas que están al lado de uno siempre esperando que uno de todo y les corresponda triunfando, saliendo adelante, aquellos a los cuales estando vivos nunca les decimos cuanto los queremos, sino que esperamos a que mueran para hacerlo, aquellos que estando vivos no les regalamos nunca una flor pero que estando muertos les enviamos grandes coronas fúnebres, aquellos que estando vivos nunca les dedicamos una canción, pero que cuando mueren les llevamos serenata, aquellos con los cuales nunca lloramos de alegría pero que cuando mueren los lloramos durante mucho tiempo incluso por el resto de nuestra vida, aquellos con los cuales nunca conversamos estando vivos pero que cuando mueren les contamos todo; y fue hay cuando comprendí que para uno tener la vida soñada no necesita morir, sino vivir soñando, soñando al lado de las personas que se quieren y disfrutar de todos los favores que nos regala aquel señor de barba blanca cuando nos da la vida, allí en ese momento sentí que volvía a aquel cuerpo que estaba allí tendido, volví a la vida y comprendí que desde ese día debía vivir perdonando y no guardando rencor, queriendo y no odiando, alabando y no maldiciendo, orando y sobre todo amando a mi familia, a mis amigos, a mis prójimos, y a Dios, como si fueran el tesoro mas valioso del universo y además debía vivir por esas personas que están a mi lado, para que de aquí a mañana cuando tenga que volver al cielo y me encuentre con el señor de barba blanca, el deba abrir su salón mas grande para que todos los que me quieren me hagan el recibimiento...

Texto agregado el 07-11-2002, y leído por 307 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-11-2002 Si sos argentino entenderás y espero que no te suene mal: se me hizo muy entre Bucay y Victor Sueiro. La reflexión es buena, el tema también, la forma... no es de las que más me gustan. marxxiana
 
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