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Esa noche llegue al extremo. Mi mente estaba a punto de estallar mientras observaba la ventana solo pensaba en como podría salir de mi.

Todo era confuso incluso mi mirada se iba de un lado al otro, de pronto analice el momento estaba en una esquina de mi habitación en posición fetal observando el techo las paredes, la ventana de una forma paranoica, de mis ojos salían lagrimas color negro mi maquillaje ya estaba cercano a mi boca. Seguí analizando como de afuera el conflicto y vi un corta pluma en el suelo. Fue algo tan inesperado lo tome y comencé a rajar de una forma increíblemente rápida.

Luego volví a la locura seguía rajando con rabia y dolor solo pensando en que necesitaba algo más fuerte una agonía más intensa y seguí. La furia era horrible.

De pronto sentí que me vibraba el cerebro y me di cuenta que el dolor de mis brazos y piernas eran intensos, me subí el pantalón y me puse el poleron, fui al baño y me observe en el espejo mientras me lavaba la cara. Me volví a maquillar y salí del baño.

-Papá, voy a salir un rato.
- ¿A donde?
- No sé, creo que a caminar.
- Bueno, vuelve temprano, si vas a otro lado llámame.
- Ya entonces iré a buscar el celular.

Salí del living y me dirigí a mi pieza tome mi bolso, revise. Estaban los cigarros, el encendedor, el celular, plata y un libro de poemas.

-Ya listo, adiós.
- Chao cuídate

Estaba en una plaza cercana a mi casa me recosté en el pasto y prendí un cigarrillo observaba las nubes mientras se movían al compás del viento. Luego me fije en algo extraño, no había nadie. Siempre había necesitado soledad pero en ese momento solo quería escuchar una voz ajena, una risa de un niño o incluso un piropo imbecil. Necesitaba sentir que existía más gente.

En un lapso comencé a caminar muy rápido me acerque a la calle principal quería ir a visitarlo pero la verdad era que no valía la pena. Volví a la plaza y sonó mi celular, era mi papá.

-Alo...
-Hija, oye con tu mamá vamos a salir. Nos vamos a la playa se nos acaba de ocurrir. ¿Imagino que et quedaras acá o quieres venir con nosotros?
-emmm... no gracias, me quedo adiós.
-Ya, chao. ¡Oye!.... ¿andas con llaves?
- Si no te preocupes. Adiós

Al cortar sentí que estaba sola en el mundo. Me acerque a una botillería y me compre un vodka y un jugo de naranja. Camine lentamente sin rumbo fijo. De pronto llegue a mi casa, mis padres ya no estaban. Entre en mi habitación y recogí el corta pluma. Lo deje en un cajón, tome los papeles que estaban regados por la pieza, eran cartas y poemas. La verdad nunca entendí porque me afecto tanto todo y menos aun comprendí porque hice todo eso esa noche, luego me tome el vodka y de tan ebria que estaba no sé que hice solo recuerdo que a la mañana siguiente todo era confuso, extraño y totalmente ajeno a mí.

Esa mañana Salí de mi casa, no sé lo que me pasaba. Me sentía extraña, era una sensación desagradable pero a la vez me hacia sentir segura.
Fui a la casa de él, un amor que había tenido hace ya un par de años, pero que me rondaba cada cierto tiempo en mis sueños.
Al llegar al lugar me reencontré con él, el problema era que él estaba con otra. Yo no sé por que me dolió tanto si ya hace dos años que estábamos separados.
Volví a la locura de antes, corrí hacia mi casa. Cuando llegue, lo primero que hice fue recoger todos los poemas que me había escrito y todas las cartas de amor amadas por mí. Agarre toda las cartas y me fui lejos, sin rumbo definido, a lo que mi destino me guiara. Iba acompañada de las cartas y poemas además de mi bolso y una foto de él. Luego de caminar horas llegue a una quebrada deshabitada donde cruzaba un río, el lugar más hermoso que jamás haya visto. Algo en mi dijo: ese es el lugar indicado.
Me senté en unas piedras que habían en el lugar, unas piedras que inspiraba un sentimiento extraño que no puedo describir pero que me incentivo a quemar las cartas y poemas. Llore como si nunca lo hubiese hecho, fue tan potente, largo y sonoro que se me hacía interminable. La angustia era mayor al miedo y al entendimiento, en ese minuto supe que todo ya era diferente y que no podía volver atrás.
Caminaba de vuelta a mi casa volví a sacar un papel, escribí algunas cosas y las metí por debajo de la puerta de su casa, corrí en dirección a la mía entre en mi habitación y dormí hasta altas horas de la madrugada. La desesperación ya no existía y mi alma ya estaba tranquila de cierta forma todo había servido para romper ese recuerdo que tanto dolor me había causado, que tantas penas habían llevado a mí, ahora solo sé que todo es mejor así y que simplemente no sé olvidar.
A la mañana siguiente sonó el teléfono era él, por suerte tengo identificador de llamadas no conteste, nunca supe que es lo que quería ya que ninguna de las veces que lo intento conteste, es una duda que siempre llevare en mi.

Texto agregado el 24-01-2005, y leído por 117 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
08-07-2005 Buena narrativa; te expresas bien, con un seguimiento de acciones e ideas. Me gusta esa conclusión final, cuando dices "simplemente no se olvidar" (aceptación de lo que somos y continuidad por encima de ello). Es fácil leerte. Gracias por compartir. entreolvidos
24-01-2005 de hecho , me gusta mas que el otro... tiene , una cotidianeidad extremadamente factible , un poco de flujo de conciencia pero no demasiado, y creo, que algo de la mortal mezcla llamada realfantasia te adoro... y lo sabes zubmundana
 
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