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Recostada contra un cielo insondable, rodeada de brillantes y de secretos curiosamente inaccesibles, la vió acercarse con sensualidad de muerte sincera, sin más heroismo que el reconocer haber vivido bajo los preceptos del corazón. No podía inclinar su cabeza, extrañamente pesada y sorda a sus órdenes. Sus párpados descendieron con lentitud de gran telón, marcando fría e inexorablemente el final de la obra, mientras que una oscuridad abismal comenzó a envolverlo, arrastrándolo hacia profundidades aterradoras. El miedo lo sedujo.
Recordaba la luz jugando entre las hojas, una danza lúdica, divina, y se tranquilzó un poco. Podía sentirla a su lado a medida que su cuerpo, tallado en el mundo con magia impecable, se enfriaba convirtiéndose en hielo, suspiros de niebla transformándose en nubes, flotando hacia la eternidad, volando con sencilla fe de algodón. Como aquella tarde, cuando la había visto por primera vez sobre el verde de la pradera. Uno de esos momentos en los cuales la vida rebalsa de magia, donde puede sentirse esa paz, ese misterio. Embriagado por la belleza, extasiado en la visión que producían infinitos copos blancos volando hacia nacimientos inciertos, el estanque quieto y florecido, las mariposas como un arcoiris que hubiese estallado en vida y ella, acercándose al agua con cautela prodigiosa, acariciando la Tierra con levedad de espíritu. Él la encontraría más tarde en algún claro del bosque, con toda la sana furia de la primavera.
Recordó ahora sus ojos y quiso abrir los suyos, mas sus párpados se negaban. En cambio, una sensación de calor, de hielo derritiéndose bajo el fuego, despertó en algún lugar de su vientre, proporcionándole un extraño bienestar, mezcla de abandono a la Tierra y un poco de temor a lo desconocido que era aplacado sutilmente por la clara consciencia de su aliento convirtiéndose en nube.
Una de sus piernas se movió, queriendo golpear en la oscuridad invisible a un enemigo incierto a quien escuchaba aproximarse quebrando con torpe negligencia las ramitas entre las hojas. Sus pasos resonaban con una extraña sensación de derrota, salpicados por un gorgeo que parecía venir de lugares desconocidos donde reinaba una poderosa codicia.
Las cortinas pudieron levantarse un poco, mas en vez de hierba fresca y hojarasca, se abrió ante él un desierto pedregoso donde salvajes espejismos se alternaban entre sí, confundiéndolo cada vez más con su intrincado ir y venir de la nada y hacia la nada. Extrañamente, supo que atardecía, quizás el canto húmedo del zorzal o la brisa cálida que acariciaba su rostro con innegable fatalidad.
Aquél atardecer, que en este momento volvía a él desde lejanías inciertas, lo serenó con el recuerdo de tenerla a su lado y la indescriptible vista del mar que lo había dejado tan conmovido. Fue la unica vez que había visto el agua moverse de semejante manera, ondulando y contorneándose sobre sí misma para luego, dejarse seducir por la luz de esa esfera anaranjada que comenzó a brotar de él, generando con lentitud, a medida que la noche se desperezaba, miles de caminos de luz y misterios sobre esa piel líquida y en eterno movimiento.
La supo nuevamente a su lado, podía sentir la tierna y deliciosa presencia de su respiración. Podía incluso sentir su corazón palpitando en armonía con el suyo...
¿ o era acaso el latir de la Tierra, uniéndolo todo en una sinfonía maravillosa, compuesta y dirigida con prodigiosidad de Madre que conoce los misterios para convertir el suspiro en nube eterna ? No lo sabía.
El frío volvió a envolverlo, esta vez como una brisa helada y aterradora. Le pareció escuchar su voz, viniendo desde médanos ignotos detrás de una espesa niebla. Sus ojos quedaron fijos en esa figura fantasmal, inundados de diamante líquido y salado. Quiso decirle que la amaba, que aquella vez junto al mar había quedado guardada en algún lugar del universo para repetirse hasta la eternidad.
Algo metálico, le rozó una oreja con fría fatalidad, mientras escuchaba otra vez ese extraño gorgeo que le sonaba cada vez más a destino inexorable. Luego, un estampido sordo y seco, como aquél que había escuchado antes de caer sobre la hierba y el cual le parecía seguir escuchando como un triste eco entre el follaje, sin comprender por qué ya no podía moverse y por qué tan tristes e inexplicables pensamientos se presentaban a sí mismos. Una tibieza irremediable, inundó su cabeza, como si algo hubiese estallado llenándolo todo con una marea roja, con la calidez y la textura de la sangre que se movía con el último latido.
" Bicho de mierda ",dijo uno.
" Sí, parecía que no lo íbamos a encontrar más, pero le diste una buena desde casi doscientos metros ", agregó el otro abriendo una lata de cerveza y entregándosela a su compañero. " Ahora nos queda cargarlo en la camioneta ", suspiró, " agarralo vos de los cuernos que yo lo agarro de las patas de atrás ".
Se esforzaron un rato, mas era casi imposible moverlo.
" Es imposible ", se quejó el hombre de la chaqueta que intentaba imitar los colores del bosque con torpeza humana. Terminó la cerveza de un sorbo y arrojó la lata contra el tronco de un árbol.
" ¿ Y si le cortamos sólo la cabeza ? Total quieren sólo los cuernos ".
" Sí, pero no trajimos nada, mejor lo dejamos acá y mañana lo venimos a buscar ".
" Tenés razón ", agregó el otro mientras meaba contra un árbol.

Un silencio inconmovible descendió al bosque. Los pájaros habían dejado extrañamente de cantar y ya no soplaba viento. Apenas alguna hoja que caía ávida de otoños, el mar color de sangre que comenzó a moverse nuevamente, a latir junto a la tierra y una extraña esfera que subía en el horizonte, iluminando con su brillo, sobre una piel líquida, miles de caminos de luz y misterios . Las primeras estrellas comenzaban a ofrendar sus destellos y el sonido de las olas que le recordaban en su blanco estallar a un suspiro transformándose en nube.
Esperó casi toda la noche, extasiado, hasta que ella, saliendo de un pequeño bosquecito, se acercó a él y al acantilado y allí permaneció, recortada contra un cielo insondable, rodeada de brillantes y de secretos curiosamente accesibles.

Texto agregado el 12-02-2005, y leído por 90 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-09-2006 Excelente me ha encantado, te dejo un universo de estrellas! Debbie
 
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