Gerardo, que pasó unos días alojado por cuenta y orden del estado, por estas curiosidades del anacrónico código penal donde reza “el que fumare pastos contenedores de canabioides... “, sostiene vehementemente que cuando escucha a ciertos individuos exponer “yo creo en la justicia”, la frase que están exponiendo es “yo creo en mi dinero”, solo un pelotudo puede creer en la justicia que avaló el vaciamiento del estado, legitimó la deuda externa, no se enteró del genocidio y le quitó el dinero a los pobres para dársela a los BANCOS EXTRANJEROS. Es un chiste de mal gusto. El córpus legal y las instituciones a él ligadas, están al servicio, no del bien común, sino de SU propio bien común. Pueblan los juzgados y secretarías los fronterizos vástagos de las familias bien que ocupan puestos vitalicios y hereditarios, que vegetan en un lugar que lejos de buscar la justicia, están ahí para entorpecerla. Mientras tanto cobran sus 10 lucas mensuales sin erogación impositiva, lo que cualquier argentino medio alabaría con la frase “¡Qué Jugador!”.