Hada

Antuane intentaba tragar el café amargo que ni con dos terrones de azúcar lograba endulzar, eran demasiadas las amarguras.
El reloj de pared del pequeño bar todavía no marcaba las 7 de la mañana, sin embargo para el ya era un día tremendo.
No sintió la calidez de Janise bajo su brazo al despertarse...solo un lecho abandonado con arrugadas sabanas que ni tibias estaban. Sobresaltado al intentar encender el velador arrojo algo al piso, asomándose vio que era un sobre con su nombre escrito, intrigado se sentó al borde de la cama para leerlo, la letra era la inconfundible imagen de Janise que escuetamente escribió:
Querido Antuane
Se que será difícil para ti comprender mi partida, después de seis largos meses creí poder adaptarme. Si bien tu fervoroso despertar en cierta manera me saciaba, no lograba suplir el espacio vacío que sentía a media noche. Te ruego me perdones por ello... adiós.
Janise
Incrédulo abrió el placard donde ella guardaba sus cosas, solo quedaban unas cuantas perchas vacías y un viejo par de zapatos en el estante.
No soportando esa desolada imagen donde creyó tener su nidito de amor, se vistió con prisa y bajo al pequeño bar de la esquina.
Tragando el último sorbo de café pensaba ¡Todo había sido demasiado apresurado!
Mientras tanto en una de las mesas mas cercana, una exuberante morena no le quitaba los ojos de encima, que al verlo tan angustiado le pregunto:
¿Puedo ayudarte en algo?
Después de unos largos momentos observándola Antuane dijo:
No creo...es que creía tener un hada en casa y ahora estoy completamente solo
¿Un hada...como es eso?
Antuane rió y mas distendido repuso:
Se llamaba Janise, era mi pareja...HADA es solo una sigla que significa...
Hacíamos el amor después del amanecer.
La morena rió a carcajadas aprovechando para sentarse a su mesa, se le acerco muy sugestivamente y luego volvió a la carga con cierta picardía.
Bueno a decir verdad no se mucho de hadas pero me llamo EVA...y no es hace mucho que amaneció.
Acto seguido mordió enérgicamente una manzana, mientras uno de sus párpados ocultaba un gran ojo negro.
Nicolas Jackson
“La Lluna”