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Lluvia, no veo mas que lluvia, el auto con grandes dificultades se asoma con sus focos, alumbrando un camino tantas veces recorrido y ahora, con todo lo que se me ha enseñado, no puedo saber si lo volveré a recorrer.
Me siento perseguido desde que salí de mi departamento, luces se me acerca por todas las direcciones, sonidos y extras. Luces a grandes velocidades pasan cerca de mí, sonidos, rugidos mecánicos aparecen cuando llega una señal de alto en el camino, las luces también se detienen, no me miran y hasta dejo de verlas. Las calles se ven más agresivas, el agua que cae hasta mi parabrisas me hipnotiza, ya no falta mucho hasta la biblioteca, espero que nadie me vea.

El edificio es una construcción firme, barroca, de detalles admirables. La gigantesca puerta de madera, me mira, sus grandes manillas hechas de acero están muy frías. No se porque estoy escribiendo como si todo estuviese pasando, cuando solo son los recuerdos de una tarde. Abrí la puerta, sus crujidos a viejo y madera me despertaron del transe en que estaba hundido. El edificio por dentro no era muy amistoso, dedicado únicamente a guardar libros y objetos extraños, el propietario nunca se intereso mucho en crear un ambiente ameno para leer. Los colosales estantes de madera muy bien cuidados, me dejaban en medio de un coliseo, encerrándome por cada paso que daba.
Una delicada y anciana voz me saludo en ese momento.
-Hola Rafael, hace mucho tiempo que no le veía la cara – la voz de José, el propietario.
-Buenas tardes, si, no he podido venir en bastante tiempo puesto que he estado preocupado por los viajes de mi tío.
-Tienes todo el derecho de estarlo, leí en el periódico la terrible noticia. No se como pudo desaparecer todo el grupo, lamento mucho la desaparición de Luís, era un gran hombre.

Así es que yo era el único que sabia sobre el real estado de mi tío, los periódicos han dado una buena mascara a la situación, no me será difícil investigar sobre los libros y el artefacto.
-Vengo por ayuda, estoy buscando información sobre un tema que me tiene asombrado. (No podía nombrar los libros sobre los cuales estaba investigando, puesto que desecharía la oportunidad de mantener el secreto que la prensa me había dado, así es que aproveche de investigar un poco sobre otro tema que me interesaba y mientras estaba en los corredores cumplir mi objetivo verdadero). ¿Que sabe sobre la mansión de Leonel Reahdner?
-Interesante caso, realmente un muy interesante caso. ¿Sobre que quieres saber, el Libro del Diablo, sobre el Umbral de las Sombras?, solo dime y lo sabrás.

Me sorprendió mucho el hecho de que supiera tanto sobre aquel caso, es decir, nunca se supo nada mas a excepción de los rumores en los círculos de estudiosos de lo oculto y paranormal, la única información disponible era sobre los asesinatos, los supuestos secuestros y asesinos de otros planos. Empecé a desconfiar de este caballero.
-Si, sobre todo, quisiera obtener la mayor información posible. Dígame donde debo buscar e iré.
-Esta es un edificio muy grande Rafael, con muchos pasillos y mucha historia en él, no querrás perderte.
-Me gusta investigar por mi cuenta.
-Comprendo, yo también fui un joven parapsicólogo. Bien, debes caminar de este punto por la derecha, sigues por los pasillos hasta que topes con un letrero que dice: Periódicos. Ahí encontraras la información que necesitas. No debes buscar en los recortes, busca en los estantes de libros, ahí encontraras algo útil.

Inocentemente fui hasta el lugar indicado, aunque ese no haya sido mi real interés. Espere hasta que subiera las escaleras, procure escuchar cada paso, cada crujido, hasta que finalmente cerró la puerta de su estudio.
No tengo aun muy claro, el porque busque sobre la mansión, si solo era una cubierta para buscar sobre los tomos que se me habían otorgado.
Busque y busque, llegue a pensar que el anciano me estaba retenido un tiempo, mientras planeaba algún macabro plan. Los polvorientos estantes guardaban muchas cosas, la luz de la tarde no era muy útil, así es que prendí una lámpara de lectura, alargue lo mas que pude el cable para leer los títulos de los libros. Había cosas realmente extrañas, muy raras a decir verdad. Busque y busque hasta que el cable no dio mas, pero finalmente lo encontré, no lo podía creer, saque el libro muy rápidamente, y finalmente di con lo que en ese momento estaba buscando. Lo había encontrado, un libro forrado en cuero, con un listón rojo para marcar páginas, y escrito en letras doradas imponía su nombre, “El diario de Gabriel Salvatore”, el investigador que estaba en la mansión cuando todo sucedió.

Leí muy rápidamente, únicamente buscando algo en especial, hasta que me detuve en algo que me helo los huesos, lo que estaba escrito decía:

…corrí hasta que di con una puerta adornada en sangre, me encerré en ella sin saber que había dentro, tenia la llave para ello así es que puse el seguro, el jadeo de la mujer cesó, ya no lo escuche mas. Me encontraba en una pequeña biblioteca adornada con espejos y objetos curiosos, me tope con un pequeño escritorio, solamente la luz de los relámpagos me dejo ver lo que había en la pieza y por eso tropecé con el pequeño mueble. Encendí una lámpara de aceite que había en la habitación, el único fósforo que disponía, los demás se me habían perdido cuando me caí en aquel maldito salón de los muertos. La lámpara me ayudo mucho y pude revisar lo que había en el escritorio; un libro, pensé que era un diario de vida, puesto que estaba escrito a mano. Deje la lámpara sobre la superficie del escritorio y leí el titulo, Ghwy’hn, estaba escrito en latín. Leí las primeras páginas y quede horrorizado. Aquel libro estaba escrito con la misma mano del Diablo, no sé como llego a esta casa, tal vez sea la razón por la cual esté maldita. Debo salir de esta diabólica maquinaria cuanto antes…

Ahora se que es lo que tengo guardado en mi hogar, tengo uno de los libros del Diablo, eso era lo que se refería José. ¡Oh no!, inconcientemente le dije que es lo que estaba buscando, ahora él sabe, debo salir de aquí, él mismo me guió por estos oscuros pasillos, talvez realmente me haya puesto en una trampa. No es posible (Me dije en un suspiro poco alentador), tome el diario recorrí el camino de vuelta, mire hacia las ventanas de la oficina del anciano, no habían luces prendidas, solo su encorvada silueta que parecía mirarme. Salí del tétrico y oscuro edificio a gran velocidad. Debía llegar a mi departamento e irme de ahí lo más pronto posible.

Texto agregado el 26-03-2005, y leído por 95 visitantes. (0 votos)


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