· Los españoles les cortaban las manos a los indios...
...que, cansados de nadar, pugnaban por asirse de los botes que navegaban por el Caribe. El grupo de hombres que en julio de 1503 comandaba la escuadra se había amotinado en contra de su capitán, Cristóbal Colón, y huía con la intención de regresar a España. A medida que avanzaban por el proceloso mar, a las precarias embarcaciones atestadas de españoles, indígenas, armas y vituallas, comenzó a entrarles agua a raudales, con el consiguiente riesgo de hundirse. Los marineros en fuga, con el propósito de aliviar la carga, no tuvieron mejor idea que tirar al mar a los aborígenes que los acompañaban. No obstante, los indios expulsados seguían nadando alrededor de los botes y, a medida que los vencía la extenuación, se aferraban a los bordes de éstos para no sucumbir ahogados. Pero, cuando irrumpían a bordo las manos y los brazos de los desesperados nadadores, los tripulantes españoles, fríamente, con espadas y machetes los iban cercenando. De este modo murieron mutilados y desangrados dieciocho indios, mientras que la expedición, aligerada de sobrepeso, se salvó del naufragio.


· A las embarazadas les abrían el vientre...
...con un cuchillo de pedernal, les sacaban el feto y lo tostaban en un fuego prendido al efecto. Como habitualmente la criatura sacrificada los dejaba con hambre, también se comían a la mujer agonizante. Otros aborígenes de la región del Valle del Cauca (Colombia) tenían hijos con sus esclavas, a los que criaban hasta la adolescencia y a esa edad los mataban, los cocinaban y los devoraban. Entre los indios carios, el cacique más respetado y poderoso era aquél que disponía de más mujeres para preñar y alimentarse.


· Un final bien condimentado...
...aguardaba a Hernán Cortés de parte de los naturales de Cholula (México). Éstos tramaban un gran recibimiento para agasajar al conquistador y a su hueste. Habían dispuesto sobre las brasas varias ollas rebosantes de sal, ajíes y tomates. Para que el almuerzo fuera un éxito sólo faltaba que llegara la carne, es decir, los españoles. Desafortunadamente (para los indios mexicas), Cortés fue advertido de las intenciones gastronómicas domésticas y cambió de rumbo a tiempo. El banquete debió suspenderse.


· Cortés, ofendido con tan desleales anfitriones,...
...decidió dar un escarmiento a los cholulenses. A tal fin, llegó a la ciudad con su ejército armado hasta los dientes y habiendo reunido a los habitantes en la plaza principal, los arengó a voz en cuello amonestándolos por la bárbara costumbre de incluir adversarios en el menú. A continuación, a una señal del jefe español, las tropas atacaron a los lugareños dejando un tendal de tres mil muertos en poco más de dos horas de desigual cacería. El macabro incidente fue relatado por el propio Hernán Cortés en una epístola que remitió al rey de España.


· La censura a la antropofagia admitía excepciones...
...dado que los guerreros tlaxcaltecas, aliados de los españoles en la conquista de México, no tenían ningún empacho en comerse a los prisioneros al cabo de cada batalla, frecuente festín al que no eran invitados los soldados europeos debido, precisamente, a sus escrúpulos humanitarios.


· No sólo los indios practicaban la antropofagia...
..., si nos atenemos al relato de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Él cuenta que cinco de sus hombres, perdidos en los pantanos de La Florida, encontrándose al punto de morir de hambre, fueron manducándose unos a otros hasta que quedó uno solo, quien se dio el lujo de guardar una reserva de tasajo preparado con los restos del último compañero. El previsor sobreviviente tampoco tuvo suerte: los indios de la zona, se presume que indignados con su conducta canibalesca, lo asesinaron sin contemplaciones.

· El Imperio Incaico se hallaba en plena guerra civil...
...cuando llegaron los españoles. Atahualpa, aspirante al trono, decidió eliminar toda competencia familiar que pudiera cuestionar su derecho real. Para lograr su propósito, encarceló a su medio hermano, asesinó sin miramientos a la mayoría de los parientes varones y ordenó que “las mujeres fueran colgadas de árboles altos con sus hijos en brazos, de manera que cuando, extenuadas, los dejaban caer, se estrellaban contra el suelo.” Así fue como Atahualpa consolidó su poder en vísperas de la Conquista.


· Los españoles no iban a la zaga en materia de homicidios,...
...los que no eran patrimonio exclusivo de los salvajes. Por ejemplo, don Jerónimo Luis de Cabrera, fundador de la ciudad de Córdoba, fue detenido por Clemente de Abrie, el gobernador que vino a reemplazarlo, y sometido a “garrote vil” atado a la pata de una cama, muerte por estrangulamiento que era considerada infamante para un hidalgo. Poco tiempo después, el verdugo de Cabrera recibiría un castigo peor. Depuesto por Hernando de Lerma, Abrie fue engrillado de la cabeza a los pies, de modo que no pudiera cambiarse de ropa, asearse ni sacarse las sabandijas y otros insectos molestos que lo tuvieron a mal traer durante diez largos meses. Finalmente, Lerma, por entonces gobernador de Tucumán, dispuesto a apurar el desenlace, lo colgó de un tirante con 13 arrobas de peso, muriendo don Clemente a los cinco días víctima de terribles desgarramientos internos.



· Al cacique de Pacra lo torturaron...
...sin piedad para que revelara el origen del oro que poseía su tribu. Soportó el tormento sin decir una palabra. Despechado, Vasco Núñez de Balboa ordenó que lo echaran a los perros, encontrando el rey indígena horrible muerte, la cual fue festejada con júbilo por las tribus vecinas que lo odiaban.


· Los indios panameños, hartos de los atropellos...
...a los que los sometían los conquistadores, siguiendo órdenes de su jefe, Pocorosa, asaltaron un establecimiento español y consumaron una masacre. A los que no los mataron les cortaron la lengua y los labios y, no satisfechos con ello, les introdujeron oro fundido por las gargantas al grito de “¡Hártate de oro! ya que tanto lo deseas”. De esta incursión sólo se salvó la bella esposa del capitán español, doña María de Aguilar, que fue tomada por Pocarosa como concubina y trasladada al aduar indígena. Poco después, una de las esposas del cacique, celosa de la intrusa, la mató. Eludió el castigo diciendo que a su rival se la había comido un caimán, accidente frecuente en el Istmo.



· Cuando, en la desolada Patagonia, los responsables del motín...
...depusieron su actitud rebelde ante el comandante Hernando de Magallanes, éste condenó a muerte a los cabecillas de la insurrección. El principal involucrado, Gaspar de Quesada, fue degollado por su fiel criado, Luis de Molina, quien, haciendo esta “changuita” como verdugo, consiguió eludir la pena capital. Juan de Cartagena, el clérigo Sánchez de Reina y otros implicados en el complot fueron abandonados en el Golfo de San Julián. Nunca más se supo de ellos. Magallanes, por su parte, continuó su periplo alrededor del globo.



· La “justicia penal” de los aborígenes...
...suponía insólitos castigos. Por ejemplo, los indios que orientaron a Balboa por el sendero que lo llevaría a descubrir el Océano Pacífico, acostumbraban a cortar las manos de los ladrones y a colgárselas del cuello. Es decir, que aquel que lucía gargantilla de falanges, falanginas y falangetas, tenía un frondoso prontuario.


· Un personaje de increíble sadismo fue...
...Diego de Aguirre, de quien ya se habló en gragea anterior. Este monstruoso psicópata, al cabo de una sangrienta expedición por el Amazonas en la que fue liquidando a todos sus compañeros, terminó apuñalando también a su hija de 16 años que viajaba con él. El delirante homicida justificó el filicidio diciendo que “lo hizo para que la niña no sirva de colchón a tanto rufián y a tanta gente ruin como hay por estas tierras”.


· Los aztecas arrancaban el corazón...
...de los prisioneros aún vivos que llevaban a la pirámide de sacrificios. La abundante sangre que era derramada al aplicar este monstruoso procedimiento, se ofrendada a los dioses. Era tal el terror que producía este rito sanguinario entre las tribus rivales y entre los españoles, que éstos preferían morir combatiendo o, incluso, autoinmolarse antes que caer prisioneros de los aztecas y ser sometidos a semejante tormento.


· Por culpa de los españoles se hicieron caníbales...
...los naturales de Popayán, según relata un cronista del siglo XVI. En efecto, siendo un pueblo de tradición agrícola, para no atraer la codicia de los españoles siempre ávidos de alimentos, dejaron de sembrar y abandonaron el cuidado de los cultivos. Cuando el hambre los acosó sin reservas, optaron por retomar la costumbre antropofágica que sus antepasados habían superado varias generaciones atrás.


· La de changarín era una profesión peligrosa...
... en tierras de Venezuela. En aquella época brutal, mercaderías y equipajes se cargaban y se trasladaban de un lugar a otro utilizando la tracción de indígenas que formaban caravanas unidos por una cuerda atada al cuello. Cuando algún indio se cansaba y no podía seguir más, le cortaban la cabeza para no demorarse desatando la hilera.


· Tampoco era agradable el oficio de minero...
...al que eran obligados compulsivamente los indígenas de Chile. Sus patrones, para evitar que huyeran de las minas abandonando el duro trabajo, les cortaban los dedos de los pies.



· En Buenos Aires, la falta de provisiones...
...se comenzó a sentir cuando la aldea, de reciente fundación, fue cercada por tribus guaraníes y pampas. A punto de morir de hambre, el 24 de julio de 1536 tres proto-porteños desesperados robaron un caballo y se lo comieron a escondidas. Pero los descubrieron y, siendo juzgados sumariamente, fueron condenados a la horca. Una vez cumplida la sentencia, los cuerpos de los infortunados quedaron colgados en exhibición para escarmiento del resto. Esa misma noche, otros españoles, igualmente famélicos, cortaron los muslos de los ejecutados y también se los comieron. Un soldado, Diego González Baytos, harto de comer arañas, sapos, culebras, gusanos y de chupar el cuero de las botas, se deglutió a su propio hermano, luego de asesinarlo al confundirlo, en la penumbra, con otro.

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Grageas Historiográficas

HECHOS EXTRAVAGANTES
Y FALACIAS DE LA HISTORIA
Año III – N° 25

Elaboradas por Gustavo Ernesto Demarchi, contando con el asesoramiento literario de Graciela Ernesta Krapacher, mientras que la labor investigativa fue desarrollada en base a la siguiente bibliografía:

· Anguiera, Pedro Mártir: “Décadas del Nuevo Mundo”; Ediciones, Madrid, 1989.

· Arzac, A. / Luna, F. / Scenna M. y otros: “El descubrimiento de América”; Abril, Bs.As., 1988.

· Barros Arana: “Compendio de Historia de América”; Cabeut, Bs.As., 1949.

· Braudel, Fernand: “Carlos V y Felipe II”; Alianza, Madrid, 1999.

· Cortés, Hernán: "Cartas de la conquista de México"; Sarpe, Madrid, 1985.

· Galineano, Ana María: “Las reducciones guaraníticas”; Ed.Culturales, Bs.As., 1979.

· Gálvez, Lucía: “Las mil y una historias de América”; Norma, Bs.As., 1995.

· Gálvez, Lucía: “Mujeres de la Conquista”; Sudamericana, Bs.As., 1999.

· Herren, Ricardo: " La conquista erótica de las Indias"; Planeta, Barcelona, 1991.

· Hume, Martín: “España. Grandeza y decadencia”; Alderabán, Madrid, 1999.

· León-Portilla, Miguel: “De Teotihuacán a los aztecas”; UNAM, México.

· Luca de Tena, Torcuato: “América y sus enigmas”; Planeta, Barcelona, 1993.

· Luna, Félix: “Confluencias”; Sudamericana, Bs.As., 1993.

· Montaner, Carlos A.: “Las raíces torcidas de América Latina”; Plaza&Janés, Barcelona, 2001.

· Mujica Láinez, Manuel: “Misteriosa Buenos Aires”; Sudamericana, Bs.As., 1991.

· Orquera, Luis A.: “Un acta y un plano” / en Historia de cuatro siglos; Altamira, Bs.As., 2000

· Ortíz Chaparro, Francisco: "Historias de América. La seducción y el caos"; Mondadori, Madrid, 1992.

· Rojas Mix, Miguel: “Hernán Cortés”; Lumen, Barcelona, 1990.

· Vera, Juan P.: “La conquista de Tucumán. Cultura Diaguita, Calchaquí y Quilmes”; Rosso, Bs.As., 1937.


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