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EL HIJO DEL VIENTO Y LA MAR

Hubo un tiempo que nunca existió, en el que a los días se les llamaba años, a los meses, días, y a los años, meses. Un tiempo en el cual se oían muchos silencios, se veía ninguna cosa y se olían olores inexistentes. El lugar estaba en un sitio alto, y al mismo tiempo bajo, llovía calor y tronaban las olas...
Ahí, en lo más alto de lo más bajo, apareció Eonaos. Creo recordar que fue creado o tal vez imaginado, pero la verdad es que existía y realmente surgió, era el hijo del Viento y la Mar. Esta pareja era un tanto especial, todos los días se veían, se rozaban y jugaban a hacerse cosquillas, a veces la Mar intentaba prender al Viento levantándose sobre sí misma y envolviéndolo, pero el Viento escapaba; de seguido el Viento aprovechaba que se alzaba la Mar y la empujaba con fuerza sobre sí. Era un constante juego que acabó en amor. Mar y Viento se enamoraron y decidieron no separarse nunca y en cada rincón de su inmenso hogar colgaron un cartel que decía “ prohibida la calma que aleja nuestras almas...”
Pasaba el tiempo y los días transcurrían tan rápidos que convirtiéronse en milenios, pero al Viento y a la Mar les faltaba algo, sabían que de su amor tenía que surgir un fruto, pero el qué o el cómo, no lo sabían tras una eternidad juntos y sin nada alrededor.
¿ qué sería éso tan necesitado? Mas un día de mucho calor, se evaporó una minúscula gota de la Mar, la cual ascendió, y el Viento bandeó de un lado a otro a la pequeña gota, soplándola, girándola, elevándola hacia lo lejos con mucho mimo, y con idea de protegerla, la depositó en la cúspide de una gran montaña, donde la gota tomó una minúscula forma humana; allá donde la vista se pierde en lo infinito, nació Eonaos, tal nombre lo brindaron sus padrinos, el Sol y la Luna, los cuales se comprometieron a protegerlo, uno durante el día, la otra durante la noche hasta el fin de los tiempos... fue como dijimos fruto del viento y del mar, era tan pequeño que se confundía con un insecto, pero como surgió del deseo mágico de dos elementos de la Naturaleza, crecía por horas, a los siete días de nacimiento ya era casi un adolescente ...
Desde allí arriba, Eonaos divisaba grandes extensiones de tierra, a los pies de la gran montaña estaba su madre, la Mar, unas veces tranquila y otras embravecida, y su padre, el Viento, entraba y salía, subía y bajaba, dormía y de repente despertaba... como os decía, Eonaos estaba allá en lo alto, observando y observando en su más pura inocencia pues con nadie aún trataba. Cierto día, cansado de mirar y meditar, de rascarse y bostezar, de desperezarse y dormitar, decidió bajar de la montaña donde su padre y su madre lo habían guarecido del mundo extraño y desconocido que había en el exterior; así que a escondidas huyó en una noche cerrada en la que la Luna no se había presentado, dirigiéndose a la única ciudad que divisaba desde su hogar, anduvo y anduvo hasta que al amanecer, a los arrabales de la ciudad llegó, nunca había tratado con otros humanos pero su curiosidad le superaba, escondido entre cubos de basura se percató de que el resto de la gente iba vestida y él no, por primera vez sintió una ansiedad muy rara, se ruborizó y le entro un calor muy raro por todo el cuerpo, era la Vergüenza, que nunca antes había sentido, para no tener ese sentimiento se acercó a un tendedero y cogió ropa, que no era suya a todas luces, y de nuevo sin saberlo sintió más ansiedad y remordimiento, era la Culpabilidad, que nunca antes había sentido...
Eonaos siguió caminando y después de tan largo viaje tuvo hambre y observó que esa gente tan rara no tomaba los alimentos de la naturaleza sino que intercambiaba unas piezas metálicas y unos papeles, y de pronto sintió mucha ansiedad por no disponer de esos objetos, era la Necesidad, que nunca antes había sentido...
Así habían transcurrido desde su partida dos larguísimos días en los que su cuerpo había variado, ya no era un incipiente adolescente sino un hombre joven, y como tal caminaba cuando observó a una chica joven y atractiva, y sin venir a cuento aunque éste lo sea, sintió algo raro, le entró un escalofrío, su vello algo se erizó y en la boca del estómago un nudo se le hizo, además de otros síntomas fisiológicos más complicados que aquì no voy a describir... era el Deseo, que nunca antes había sentido... se acercó a ella con ánimo de mitigar su sentimiento y la chica huyó despavorida, de repente todo se le vino abajo y sintió un gran agobio por no conseguir su meta, era la Impotencia, que nunca antes había sentido...
Siguieron pasando los días y su cuerpo continuó transformándose, ya era un hombre maduro. Él observaba que le había salido algo de barriga, que su vista comenzaba a desmejorar y que los hombres de su corte los que él observaba, poseían un coche, una casa, un trabajo, una familia, y como no tenía nada de eso y dudaba poder alcanzar todas esas comodidades, sintió una gran ansiedad, como entre asco y odio, era la Envidia, que nunca antes había sentido... Cada día se arrepentía más de haberse ido de su montaña, pero sabía que la vuelta a casa aún no podía ser. Pocos días más tarde ya se había convertido en un anciano, su reloj biológico tan diferente al resto de los mortales caminaba inexorable, y Eonaos se sentía débil de salud, estaba agotado, no tenía quién se hiciera cargo de él, no tenía familia, pues no tuvo tiempo de crearla, no tenía pensión, pues no tuvo tiempo de cotizar como cualquier buen hijo de vecino y no tenía casa, pues no firmó hipoteca alguna, sobrepasaba la edad adecuada, no tenía nómina ni familia que le avalara; y de repente sintió una gran ansiedad, una gran tristeza, ¿ quién se haría cargo de él? , era la Soledad, que por cierto nunca antes había sentido...
Eonaos harto del todo se sentó a meditar por un momento, percatándose que su vida humana era un continuo estrés, todo el día agobiado, todo el día estresado, todo el día cabreado.
¡ Se acabó!- decidió Eonaos-
Caminó a hablar con su madre, vamos, que fue a la playa, pero como también deseaba que estuviera su padre, se colocó sobre un acantilado y pensó:
¿ porqué sentí la Vergüenza?
Se desnudó y dejó que el viento y el olor a mar tocaran su piel, - no hay vergüenza en lo natural- pensó...
¿ porqué sentí la Culpabilidad?
Tomó las ropas y las lanzó al vacío viendo como, mecidas por el viento acababan sobre la mar, - el horizonte que observo no tiene dueño ni tampoco se alcanza- pensó...
¿ porqué sentí la Necesidad?
Miró su cuerpo desnudo y respiró profundamente, - si soy libre- pensó...

- Del Deseo y la Impotencia -pensó Eonaos- depende lo que desee y la impotencia que me produzca, pero he cumplido el deseo de llegar aquí y no tengo sentimiento de impotencia alguna... –

¿ porqué sentí la Envidia?
- Si ya nada anhelo que sea exterior a mí, todo cuanto quiero ante mis ojos lo tengo- pensó...
Y finalmente se planteó:
¿ porque sentí la Soledad?
- Si al igual que todos sólo nací y como el resto sólo me iré- pensó... -

Eonaos alzó sus brazos sonriendo al horizonte y el Viento lo elevó, lo giró, lo sopló balanceándolo hacia gran altura como si de Ícaro se tratara, de repente se detuvo el Viento y Eonaos planeó hacia el Mar transformándose, antes de zambullirse, en una gota de agua, la misma que semanas antes surgió de la Mar...
Y es por ello que el Viento y la Mar (de cuyo amor surgió un ser al que los humanos no correspondieron) a veces se enfadan, unas la Mar levantando sus olas y precipitándolas hacia nosotros y otras el Viento iniciando tornados y huracanes; pero no preocuparos, son pequeños arrebatos de impotencia inigualables a la pérdida de un hijo, aquel que surgió del Viento y la Mar.

Jorge Barrasa Martínez X de 2002

Texto agregado el 04-12-2002, y leído por 708 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
04-02-2003 Este cuento tiene la sal justa, es de los que a mi me gustan. Para mi es perfecto. dejamequetecuente
04-02-2003 Este cuento, aunque lo colgara yo, no es mío, es de Barrasín, de todas formas, lo firmé por él. Es mi compañero de trabajo y sé que no le importó. A partir de entonces tamíén él se inscribió y, si visitáis su bibliografía, ya es bastante extensa. Espero que disfrutéis con sus cuentos. filipendo
17-01-2003 Se nota que cuidaste a este relato como a un niño pequeño. Cada palabra está en su sitio. Muy prolijo. Muy bueno. Saludos. cardenas
04-12-2002 Me gusta. Muy imaginativo alqutun
 
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