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Crímenes ¿Por amor?.

Tengo algunos años de carrera policial y creía haberlo visto todo, pero como siempre en cuestiones de delitos nunca está todo dicho.
A las cinco de la mañana recibo una llamada telefónica en mi celular y por supuesto supuse que era algo grave y que no podía esperar. Me levanté sin despertar a mi esposo que dormía plácidamente en la cama gemela a la mía, pero separada por una mesita de luz.
Me vestí sin haber desayunado y corrí tanto como me fue posible en mi pequeño auto chino.
La casa donde sucedieron los hechos estaba a unos pocos kilómetros de la mía y pronto me encontraba observando una escena extremadamente extraña, por lo menos para mi.
La casa estaba impecable a no ser por el dormitorio donde parecía que dormían dos personas, probablemente un matrimonio. Esto no hubiera sido extraño a no ser por las manchas de sangre que emanaban aún de sus cabezas empapando las almohadas y tiñéndolas de rojo carmesí. Alguien había escuchado dos disparos y avisado al 911.
El hombre abrazaba a la mujer por la cintura mientras aún de su mano derecha pendía un revolver y lo mismo tenía ella en la suya. Los cuerpos se encontraban mirando hacia la izquierda y eso me llevó a la conclusión de que eran diestros los dos y que, en un pacto, quizá de amor se habían suicidado matándose cada uno con un revolver distinto y por su propia mano.
Creo que mientras viva no voy a poder olvidar aquella escena, no parecían muertos a no ser por la sangre y quizá hasta a Dante, le hubiera estremecido verla.
Hasta aquí les comento el final de aquel drama, pero todo tiene un principio.
Florencio y Anabel formaban un matrimonio querido y respetado de clase alta, profesionales los dos que tuvieron dos hijos varones que como ellos eran también profesionales recibidos en el campo de la abogacía.
Agustín y Andrés no vivían con ellos, estaban casados y se habían ido de su casa paterna hacía varios años, pero no faltaba un día en que llamaran a sus padres para saber de ellos.
Agustín estaba casado con Eugenia, una agradable mujer que se llevaba muy bien con sus suegros, aunque a veces pensaran distinto.
Andrés lo estaba con Beatriz que era completamente diferente, no tenía mucha relación con sus suegros salvo en alguna fiesta o reunión familiar.
Agustín solía ir al estudio de sus padres con frecuencia a tratar casos en los que debía defender a algún cliente y siempre era bien asesorado por ellos.
Andrés a pesar de ser el hijo menor no lo hacía, se valía solo, aunque a veces acudiera a su hermano por ayuda, el cerebro de los dos hermanos fue siempre Agustín. Nos enteramos casi por casualidad de un cliente que tenían los hermanos.
Un caso muy particular los reunió a los cuatro abogados, un cliente era sospechoso de haber ingresado al país cuatro mil kilos de droga en un camión camuflado como del ejército y su situación era bastante complicada.
Cada uno de los hermanos veía de diferente manera el caso, pero a pesar de ser unos abogados muy conocidos por su talento, esta vez el caso estaba muy complicado.
Todo esto salió a la luz cuando sus padres aparecieron muertos y si bien al principio parecía muy claro que se habían suicidado, luego de enterarnos de quién era el cliente comenzamos a sospechar que la realidad podía ser completamente diferente.
Si bien es cierto que el cliente estaba encarcelado sabíamos de sus secuaces y bien podía haber sido un crimen perpetrado por alguno de la banda del cliente.
Los hermanos vivían lejos de sus padres y cuando los llamamos para darles la triste noticia sus reacciones fueron muy diferentes.
Agustín no podía creer lo que veía mientras que Andrés simplemente estaba callado.
También estaban las mujeres de los hermanos, Eugenia y Beatriz que no se separaron ni un instante, se sentían perdidas en aquella escena macabra.
No pude menos que notar la diferencia entre las dos mujeres, mientras Eugenia lloraba, Beatriz no quería ni siquiera ver la escena, aunque se encontrara inmutable.
Luego de la pericia policial pensando que algo no estaba bien del todo en aquella escena, volví a mi casa a darme un baño y desayunar.
Al llegar a mi casa mi marido ya se había ido dejándome una nota donde me decía que no lo esperara a cenar porque tenía una reunión de negocios.
Me miré al espejo y pensé que nosotros jamás hubiéramos podido hacer algo semejante, quitarnos la vida en un acto de amor, aunque tampoco estaba muy segura de que lo que había visto minutos antes lo fuera.
A eso del medio día volví a la comisaría donde me esperaba mi asistente para comunicarme las últimas novedades del extraño caso.
Los hijos y nueras del matrimonio preparaban en la funeraria los movimientos que debían seguir con respecto al funeral de sus padres.
Todo parecía muy normal y estaban apurados para poder incinerar a sus padres debido que ese era el deseo de ellos hablado muchas veces en familia.
Como he dicho, no me encontraba muy segura de todo aquello y a pesar de las protestas de los hijos, decidí hacer una autopsia a cada uno de los cadáveres.
Me reuní con Agustín y Andrés y les dije lo que había decidido para asombro de ellos.
Nada estaba bien en ese caso, si bien todo indicaba un doble suicidio, por mi parte no lo entendía.
Comencé a sospechar de todo el mundo, del cliente al que conocía por haberlo encarcelado y que lo sabía capas de cualquier cosa, de los hermanos y también de sus mujeres, todos entraban en mis pensamientos de la peor manera.
Esa misma tarde volví a la escena del crimen donde el forense ya se había llevado los cuerpos para examinarlos.
Debo decir que el forense y yo somos compañeros, solemos trabajar juntos y que es un hombre mayor y muy dedicado a su trabajo y que además no suele dejar pasar nada por alto.
Como en todos mis casos, suelo hacer un diagrama con los datos de todos y en este en particular muchas cosas se me estaban pasando por alto.
Examiné la casa cada rincón para encontrarme con algo que me llamó mucho la atención.
Una fotografía del matrimonio donde aparecían en el juzgado firmando las libretas de matrimonio.
Luego de esto lo supe, habían sido asesinados, lo que no sabía era cómo y por quién o quiénes.
Cuando el forense me trajo el resultado de los análisis post mortem no me quedó ninguna duda.
Aquello había sido un crimen planeado por más de una persona y debido a un detalle en particular tuve que descartar al cliente y a sus secuaces porque era muy difícil que supieran lo que yo sabía luego de ver la fotografía.
Así reuní a la familia para enterarlos de las últimas novedades, aunque parecían muy tranquilos al escucharme hablar confesaron, no tardaron mucho en hacerlo.
Los hermanos y sus mujeres no entendían cómo había sospechado de ellos y entonces me sentí como Hércules Poirot al mostrarles las fotografías que había visto y que a pesar de eso aún no comprendían.
Algo tan simple se les había pasado por alto, el padre era zurdo y difícilmente hubiera podido quitarse la vida con la mano derecha, algo que ninguno tuvo en cuenta al momento de matarlo.
También estaban las pruebas del forense que indicaban que los dos cuerpos estaban llenos de drogas y calmantes que los había matado antes de dispararles y así querer demostrar que se habían suicidado.
Atando cabos comprendí que el cliente les había prometido mucho dinero si lo sacaban libre, pero que sus padres al ser honestos no estaban de acuerdo.
Esa noche al volver a mi casa y no encontrar a mi marido tomé la decisión de mi vida.
Llené mi valija y me fui, las cenas de trabajo se habían hecho frecuentes y no quería tener malas ideas, esas que rondaban en mi cabeza cada vez que limpiaba mi revolver.

Omenia
13/3/2024

Texto agregado el 13-03-2024, y leído por 67 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
20-03-2024 Que decidida esa detective, pero demasiado macabros los hijos de esa pareja, un crimen bien orquestado Vientosusurrante
14-03-2024 Nada es lo que parece. Excelente tu manera de contarlo, siempre hábil para meternos en la lectura y salir hasta el final . Abrazo grande amiga. sendero
14-03-2024 —Sangre rojo carmesí, imaginé amor, celos y pasión exacerbada, lo que me hizo pensar en un drama tipo Romeo y Julieta año 2024, pero no lo era. Creo que quien ideo este macabro crimen fue ese cerebro mencionado en el relato. —Cuidado Sra. Detective con esas ideas que rondan en su mente. —Saludos vicenterreramarquez
14-03-2024 Maravilloso tu cuento ome, con lo que me gustan los policiales. Este te salió redondo. yosoyasi
14-03-2024 muy buen cuento Ome, felicitaciones.... abrazo musas-muertas
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